Estrés: mito o realidad

Todos hemos escuchado de la voz de un experto, un amigo o familiar la palabra estrés,  un término bastante común en nuestra sociedad, señalado como agente causal de  perturbaciones e infinitas disfunciones de la salud,  su origen proveniente del griego “stringere”,  significa “provocar tensión” y su fama lo ha posicionado sin duda alguna,  en el más temible mal de este siglo.

Un porcentaje de la población piensa que su incidencia sobre la salud es una fantasía, una forma de impulsar el consumo masivo de programas terapéuticos, píldoras o citas médicas que terminan  generando resultados inconclusos, sin embargo en lo que a nosotros respecta, consideramos  que si la balanza se inclina hacia a una postura,  primero deberíamos  repasar las evidencias disponibles.

Revisando diversos documentos, nos encontramos con que el estrés podría entenderse como una respuesta desencadenada por un estresor. Según varios autores, dicho estresor es cualquier estímulo, tanto externo como interno (físico, químico, psicológico o sociocultural), que aparece en la vida de manera aguda o crónica, y desestabiliza el equilibrio natural del cuerpo (homeostasis), lo que exige de parte de los órganos encargados respuestas fisiológicas (químicas) o conductuales pertinentes que  restablezcan dicho balance. 

Hasta el momento, se han identificado dos categorías de estrés: uno positivo y otro negativo. El estrés positivo, conocido también como Eustrés, es de naturaleza aguda y lleva a resultados adaptativos que mejoran el rendimiento del organismo, optimizando sus respuestas. En contraste, el estrés negativo o Distrés se caracteriza por mantenerse en el tiempo, resultando en respuestas prolongadas y disfuncionales, lo que  ocasiona desgaste en la salud física y psicológica de la persona, abriendo paso a un gran número de patologías.

Cada vez que surge un estímulo nuevo, el cuerpo se prepara para reaccionar usando sus mecanismos de  reconocimiento sensorial, estos al determinar la naturaleza del estímulo generan  de inmediato una serie de  respuestas hormonales claves en la activación de los mecanismos de respuestas ante el estresor, quien surge como una especie de motivación orgánica para impulsarnos a movernos  en dirección a protegernos de un peligro inminente o en función a lograr  una meta, el estresor ejerce una especie de sacudón que logra sacarnos de la calma para transformarnos y despertar nuestra atención.

Sin embargo, cuando este persiste  más tiempo del que debería, el cuerpo pasa a una fase de resistencia, buscando el equilibrio dinámico u homeostático entre su entorno interno y externo para adaptarse, este proceso es conocido como alostasis, e implica ajustes fisiológicos (de funcionamiento) o conductuales que le facilitan al organismo mantener la homeostasis en entornos en constante cambio, si la alostasis no logra impulsar la  adaptación y la respuesta se prolonga sin un período de recuperación, surge un costo muy alto para el cuerpo, denominado carga alostática que genera una desregulación fisiológica, que sostenida en el tiempo puede ser causal de patologías; afectando  varios sistemas de órganos y provocar enfermedades. 

El impacto del estrés en nuestras vidas lejos de ser un mito evidencia una realidad palpable, pudimos apreciar en toda nuestra revisión que en el día a día nadie escapa a su influencia, y es que  gracias a él nos hemos convertido en la especie evolucionada que somos hoy, gestionar sus efectos de una manera adecuada usando herramientas no invasivas tales como la respiración, el mindfulness, yoga, los lazos afectivos nutritivos, el esparcimiento, y una vida alimenticia saludable, permitiría incorporar los beneficios que ejerce sobre nuestra misión de vida y desarrollar la inteligencia necesaria para rebatir aquellos que solo desencadenan enfermedades.

Referencias

  1. Gómez GB, Escobar A. Estrés y sistema inmune [Internet]. Rev Mex Neuroci (2006). 7 (1), 30-38. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=13986 
  2. González-Albarrán, O.; Fraile, J.; García Robles, R. Fisiología de las glándulas suprarrenales [Internet]. Medicine – Programa de Formación Médica Continuada Acreditado (2000). 8 (21). https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S030454120070206X 
  3. McEwen B. S. Allostasis and allostatic load: implications for neuropsychopharmacology [Internet]. Neuropsychopharmacology: official publication of the American. College of Neuropsychopharmacology (2000). 22 (2), 108–124. https://doi.org/10.1016/S0893-133X(99)00129-3 
  4. Castés, B. Inmunoalfabetízate y toma el control de tu salud [Internet]. Psiconeuroinmunología o cómo apropiarte del sistema inmunológico. Editorial Edaf (2018).

 

2 Comments

  • by

    Mike Newton

    Posted 22 April, 2016 7:35 am

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    • by

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